No puedo defenderme. No
me sirven de nada los argumentos que he anclado en mi cabeza si solo yo veo que
tu mitad está equivocada. Desde la base. Que la mía es un quiero tenerte y la
tuya es un tira y afloja. A veces parece que damos el paso y tengo las de
ganar. Que quieres tenerme. No se qué clase de baile es este (ya sabes que no
bailo). A estas alturas empiezan a afectarme los descafeinados y tú pisas más
bien fuera de mi vida.
Ojalá pudiera pedirte que
no te pierdas mi próximo cumpleaños, ni los que le siguen. Pero ambos sabemos
que pecamos de cobardes por igual. Y que por mucho que insista nunca serás tú
el valiente.
Lo único que tienes que
saber antes del punto final es que yo si que te veo, la pregunta es si tú me
ves.