Carta para ti. Aunque tú no
lo sepas. (II)
Hoy le puse nombre a un gato
que no tengo y también a un barco de papel. Se llama cobarde. El barco, no el
gato. El del gato me lo reservo para mí.
El barco se llama “cobarde”
para poder recordar todo lo valiente que
no soy.
Hoy puse tu regalo en mi
mesilla. No para de dar vueltas. Y aunque las luces de colores están apagadas, me
gusta mirarlo por las tardes mientras envuelvo mi habitación con todas esas
canciones que compartimos. Cada nota me repara al respirar.
PD: Me gustan las margaritas
de jardín.