domingo, 26 de octubre de 2014

Eran para ti todas las postdatas.






Llevo tanto tiempo sin escribirte carta, que había olvidado el vuelo de las mariposas.
Seguirás ignorando las señales de amor que llenan mis pulmones desde que no estás. Seguirás ocultando las señales de vida que anotan al margen las coordenadas, de cuando nos hacíamos reír.
Me pregunto, si algún detalle te hace recordarme cuando sales a pasear los días de frío.
Te he pedido mil doce veces que vuelvas.  Y no sales del silencio establecido que incomunica mi ventana con la tuya. 
Estaba convencida de que pasaría el temporal,  y que temporal sería esto de no decirme ni una palabra. Pero no...  ¿Tendrán que llover margaritas, para que empecemos de nuevo a  convencernos de que estábamos destinados a ser? 
Ya se, tú nunca estuviste convencido...Y ahora me encuentro aquí perdida. Sin ancla. Soy un velero sin vela. Sin puerto de amarre. Sin defensas laterales que impidan los golpes de mar, anunciando disimuladamente las roturas en casco y cubierta. 
No importa. Seguiré esperando postales desde donde fugan las estrellas en verano.


pd: Vuelve (mil trece)