viernes, 9 de septiembre de 2011

Minutos de tren.



Reflejos enfrentados en la ventana de un vagón de tren. Entre ellos miradas perdidas que no dicen la verdad de lo que piensan, de lo que sienten o de lo que disimulan. Se sumergen en cuerpo y alma bajo un amplio mar que lleva por nombre "Silencio", porque es preferible reflexionar en voz baja a caer en el error de ser señalado como diferente. Es mejor perder la identidad de nuestras palabras, mirar para otro lado y esperar a ver hacia donde se inclina la balanza. Dejamos nuestras vidas a merced de la indiferencia, vendemos lo poco que nos queda. Dignidad.


 Personalmente me daré el lujo de no tener miedo a ser juzgada por un reflejo.

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